Inevitablemente lo primero que hice fue coger el teléfono con miedo y lágrimas en los ojos y marcar para ver si estabas bien.
No hallé respuesta.
Sin duda, puedo prometer que fue una de las noches más largas de mi vida. No podía imaginar un mundo sin ti. Todo se teñiría de gris si tu corazón deja de latir.
Es injusto, y bastante hago con permitirle a la vida no tenerte a mi lado, y no poder ser yo quien te hace sonreír, como para que también me quitase uno de los motivos principales de mi existencia. La persona que más me ha hecho sentir.
Respiré en el momento que supe que se encontraba bien, me repetí gracias mil veces en mi interior.
Y es que aunque estés lejos, o no hablemos, no imagino un futuro sin ti.
Vida, por favor, cuídalo hasta que pueda hacerlo yo.
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